SUEÑO, LUEGO EXISTO
―¿Seguro que es aquí? ―le pregunto a mi padre al ver el edificio a través de la ventana del coche. ―Sí, coño, seguro ―me responde. Vaya, otro cambio de humor. ¿Se habrá pensado que volvía a cuestionar su memoria? Con estos coches autónomos te puedes olvidar de conducir, y no te das cuenta de a dónde vas hasta que has llegado. ―Cayram y Létor, han llegado a su destino. Residencia cibernírica Bennu, calle J34, número 259 ―nos asegura el automóvil. Primero salgo yo, luego ayudo a mi padre. Le cuesta levantar su propio peso. Al entrar en la residencia no me asombra encontrar un robot detrás del mostrador. ―Bienvenidos a la residencia onírica Bennu. Soy Lucy, la recepcionista. Si vienen a ver a un familiar, esperen en la salita. Si tiene cita, ponga el dedo índice sobre la pantalla, por favor. Facilito mi huella dactilar tal como me indica Lucy. ―Señor Cayram, tiene cita a las nueve con el doctor Morfeus Trant. Y u